09 octubre 2011

Fight Club (El club de la lucha) 1999



REPARTO: Brad Pitt, Edward Norton, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto, Van Quattro, Markus Redmond, Michael Girardin, Rachel Singer, Eion Bailey


Nos encontramos ante una obra brillante que recoge el espíritu de toda una generación de una forma terriblemente veraz. La película ha sido tachada por llevar al paroxismo la realidad que se ve representada en la misma, por ofrecer un retrato sórdido, cruel y dañino de la violencia y de la autodestrucción personal.

Pero decir eso es quedarse en la superficie, es no querer profundizar por miedo a encontrar algo que puede aterrarnos: el darnos cuenta de que nuestras existencias están guiadas por la inexorable voluntad de una sociedad que nos condiciona, nos determina, nos impone un estilo de vida del que es casi imposible escapar. Los posibles futuros que podemos forjarnos saliéndonos del gran engranaje son innumerables, pero ¿hasta qué punto tenemos el libre albedrío de elegir un camino distinto sin tener la certeza de que estamos abocados al fracaso?

Hay que comprender que 'El Club de la Lucha' es una hipérbole. Es necesario que te muestre personajes y situaciones límites si quiere inducirte a la reflexión. El personaje intrepretado por Norton es un peón más en esta sociedad del consumo y la felicidad ilusoria, y su contrapunto perfecto es Tyler Durden, un personaje radical, un triunfador, un álter ego absolutamente opuesto al anterior. Para que la parábola surta efecto es imprescindible ver los extremos.

Hacer un uso pacato y contenido de la violencia para no herir sensibilidades mojigatas sería quedarse a medias tintas, reprimir el arte por miedo a la carga moral. Pero mi visión personal es que la violencia que queda tan patente en el Club de marras no debe interpretarse al pie de la letra, sino como una efectiva metáfora de aquello que nos desinhibe, que libera nuestra rabia interior, que nos hace animales, seres básicos, instintivos, que nos despoja de nuestra máscara social. El Club de la Lucha es el punto cero de la naturaleza humana, es el paso que hay que dar para desarraigarse de las convenciones y los cánones sociales preestablecidos.
 
NOTA: 9/10

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